En un carácter implícito del fin, O. Reboul hace una interesante reflexión, dedicado al análisis de los tipos de
discurso pedagógico y en particular a la ambigüedad y al uso de
slogans en el léxico pedagógico.
Bárbara Arnstine, al referirse a la
formación docente y a sus objetivos fundamentales, los menciona
con dos sustantivos abstractos, porque se derivan de dos adjetivos
usados para cualificar la conducta ideal que se pretende lograr en el
docente: racionalidad y solicitud.
Como acción: la educación es una influencia, una ayuda
intencional para el desarrollo recto de esas dimensiones naturales,
acción que se vale de lo dado natural y culturalmente.
como resultado: la educación como resultado coincide con el
fin logrado. Es en el sujeto una cualidad estable.
Dimensiones del fin de la educación:
Las dos dimensiones del fin de la educación tienen entre sí una relación dialéctica.
El fin inmanente de la educación:
Se
entiende por inmanente el resultado del proceso educativo que
permanece en el sujeto y lo cualifica interiormente. El espíritu es en el hombre una
participación de lo Absoluto. Se entiende por fin último personal inmanente el logro de la
personalidad psicológico-moral.
La capacidad,
hace posible que el desarrollo de la personalidad pueda ser calificado como bueno
(o malo). Dicho desarrollo debe cumplir con las condiciones de ser
integral, jerárquico y unitario:
La dimensión transitiva del fin de la educación
La educación prepara al hombre para que éste aporte al bien
común temporal y trascendente, a través de los diversos sectores
de la cultura.
Son así inseparables en el fin la dimensión personal individual y la social, la inmanente y la trascendente cultural e histórica,
porque el hombre para llegar a la configuración de su personalidad
necesita del medio, y una vez lograda esa nueva cualidad
inmanente, ella se expresa dinámicamente en el obrar moral y en el
quehacer cultural que es también moral, en cuanto es precisamente
realización de valores vivenciados.
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